RETRATO - EL OTRO -
Adentrándonos
Para esta segunda experiencia decidimos indagar más sobre nuestra persona retratada. Volvimos a su lugar de trabajo, que es a la vez su hogar. Nos abrió las puertas de esa casa antiquísima y contenedora de todo lo que pueda considerarse en desuso. Pasamos horas conversando con ella y su pareja, Claudio.
Todo lo que construímos a partir de la observación despojada que dio inicio a este trabajo, pasó ahora a ser un todo real constituído a partir del tacto real con la persona, sus olores, sus colores, sus sabores, sus tonos, sus ropas, su hogar.
Conocimos sus amores y desencuentros románticos totalmente atravesados por su lírica anecdotaria. La Leona no conoce el color gris.
Conocimos sus desgracias, sus enfermedades y su reinado.
Nos habló de credos, de sus dioses, de fantasmas y sus diablos.
Del poder, de la construcción de poder y autocontrol.
Nos habló de seducción y de manipulación.
Elaboró chorizos.
Las paredes completamente húmedas (en las que la justificacion de esa humedad es un relato atrapante) sostienen hachas, crucifijos, rifles rotos, una hoz, cráneos de animales, hermosas plantas y referencias religiosas.
En un relato de La Leona, pueden entrar en una misma oracion la hermana de San Martín, el Padre Trusso, los drogadictos que vienen a hinchar las pelotas y un pitbull llamado Roco.
Para continuar con esta búsqueda de la esencia configurativa de La Leona, decidimos adentrarnos lo máximo posible en ella, en su oficio y en su fuera-de-oficio.
Creemos que con estas aproximaciones vamos acercándonos al retrato que estamos imaginando, que aún existe como un rompecabezas.
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